
El mundo del esquí se empezó a desarrollar con la única protección que brindaba una buena ropa de abrigo. Podemos decir que los medios con los que contaba un esquiador para su seguridad eran su propio sentido común y su cuerpo.
Podemos decir, y así opinan muchos defensores de esquiar sin casco, que era una formula que parecía funcionar, las pistas no estaban abarrotadas de gente y la manera de esquiar era muy diferente y no se alcanzaban las velocidades que alcanzan los esquiadores hoy en día.
A medida que se ha ido mejorando la técnica y la tecnología (el carving, las botas, el pisado de pistas etc…) también los esquiadores han incrementado la velocidad y la técnica en los descensos haciendo obviamente que también incrementen las colisiones así como la magnitud y gravedad de las lesiones.
A todo esto debemos añadir el hecho de que en ciertas fechas las pistas estén abarrotadas, por lo tanto el principio con el que contábamos antes, el sentido común, ya no es suficiente para evitar una posible colisión.
Aquí es donde entran en juego los llamados elementos de protección, es justo cuando esta todo el pescado vendido cuando entran en acción. En caso de colisión directa contra una piedra, árbol u otro esquiador, si no llevamos la zona del impacto bien protegida las lesiones se agravan muy seriamente.Es por ello que es tan importante ir bien protegidos y con las innovaciones que hay hoy en día ya no resulta incomodo ni aparatoso ir siempre bien protegido.
Lógicamente el nivel de protección que necesita cada individuo se basará en los riesgos objetivos que pueda correr, siendo necesaria más protección, a priori, para un corredor o freerider que para un esquiador de nivel medio en pistas.
A continuación os contamos cuales son los elementos de protección pasiva que podemos encontrar a nuestra disposición:
El Casco: Es un elemento fundamental, como está demostrado cualquier colisión en la cabeza puede traer enormes consecuencias hacia nuestra salud, e incluso la muerte, aún a baja velocidad, por lo que no hay excusas para no llevarlo.
Guantes: Es obvio que necesitamos guantes para combatir el frío pero, ¿que ocurre cuando tenemos una caída?. Lo primero, por instinto, seguramente nos cubriremos con nuestras manos ante cualquier objeto contra el que vayamos a golpearnos y segundo, con el efecto deslizante de la nieve podemos seguir deslizando ladera abajo y en este caso necesitaremos de nuestras manos (entre otras) para detener el descenso. En cualquiera de los casos llevar guantes nos protegen de cortes y quemaduras que nos dejarian las manos inservibles al menos por un tiempo.
Espaldera o Tortuga: Es un elemento que cada vez se está imponiendo más, debido a la comodidad de las nuevas espalderas flexibles y ligeras que hacen que sea casi imperceptible que la llevamos puesta. Y es que, es un elemento que puede salvarnos de las peores lesiones, lumbares o cervicales, que podrían llegar a dejarnos tetraplejicos. Es más utilizado en competición, en el parque o para Freeride, pero cada vez más público lo está utilizando en el día a día de las pistas de esquí.
Culera: Como la espaldera, es más utilizada por los usuarios del parque, la competición o el Freeride, ya que son más suceptibles de recibir impactos serios, pero también es un elemento cada vez más utilizado en pistas por principiantes y snowboarders que son más propicios a caer de culo y sufrir lesiones de coxis o en la cadera.
Máscara de ventisca: Además de protegernos de la luz, de los rayos solares (UV) y del viento o la ventisca la máscara es también un elemento fundamental de protección ocular ya que nos protegera de clavarnos cualquier objeto, como ramas, un bastón o incluso un esquí en el globo ocular ante un accidente o colisión.
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